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Desde su aprobación del Certificado de Eficiencia Energética como certificado de medida del consumo energético, son muchas las preguntas que surgen a su alrededor. Por nuestra parte, intentaremos a grandes rasgos y sin detallar excesivamente sus parámetros técnicos, dar a entender, el motivo o los motivos que nos han llevado a obtener una letra, u otra.

 

CERTIFICADO DE EFICIENCIA ENERGÉTICA

 

Con el protocolo de Kioto en el horizonte (finales de 2020), la mayoría de países deben de establecer criterios de evaluación de su consumo energético, y en el nuestro, la normativa adopta los criterios que marca la Unión Europea.

Cada vez son más las casas, de nueva construcción, que deben de incorporar nuevos aparatos para ahorrar su despendio energético diario. En parte, los ejemplos los tenemos de forma muy significativa en los electrodomésticos, su calificativo A++, o A+++, marcarán su precio pero a su vez, el vendedor, nos aconsejará una u otra, con el fin de ahorrar a largo plazo. Los resultados, no son nunca a corto plazo.

Arquitectónicamente hablando, cuando recibimos la visita de un técnico en nuestro domicilio para la realización de la Certificación de Eficiencia Energética, éste, toma datos de nuestra finca, de manera detallada, quizás de elementos que hasta ahora creíamos que no influenciaban en nada para obtener una mejor nota.

Una de las principales características que se tendrá en cuenta es la orientación de nuestra vivienda, el número de ventanas y puertas que posee y sobretodo, el tipo de marcos y cristales que nos protegen del frio exterior. Por razones constructivas y evolutivas, todas esas fincas que dispongan de carpinterías de aluminio y de cristales dobles, tendrán un calificativo mayor, que las que de lo contrario posean marcos de madera antigua y un cristal fino. Éstas últimas ventanas y o puertas antiguas, no pueden evitar la entrada de aire, lo que en parte provocará un mayor consumo de calefacción para poder obtener la temperatura deseada en el interior de la finca, a su vez, sucederá lo mismo en las épocas de verano, con las altas temperaturas y el poco aislamiento que aportan.

Adentrándonos en el contexto ecológico, por razones obvias, todas aquellas fincas que dispongan de placas solares, poseerán una mayor nota, acercándose a los colores amarillos y verdes del certificado. Cualquier aparato de última generación, cualquier electrodoméstico natural, ya sean estufas de leña, o de pellets y chimeneas, nos ayudarán en una gran parte a poder cambiar el color de nuestra etiqueta; nombre común, con el que se conoce el folio en donde están los datos del domicilio, su referencia catastral y su fecha de validez, además de indicarnos el calificativo obtenido. Dicha etiqueta deberá de estar vigente, cada vez, que el propietario desee vender o alquilar su vivienda.

Debemos pues de tener en cuenta estos factores antes de creer que nuestra finca puede obtener la máxima catalogación. Hemos repasado algunos pero son muchos más los que interfieren en el calificativo final. No solo, las ventanas y sus marcos nos lo determinan, tampoco si disponemos de placas solares, está también la orientación, antes comentado y la tipología constructiva de nuestro edificio, sus muros, sus paredes interiores, si poseemos otra finca encima o abajo, si la cubierta de nuestra casa, es inclinada o de lo contrario es plana, su entorno más próximo, refiriéndonos a si nuestra vivienda está rodeada de bloques más altos o más bajos, si de lo contrario, la finca está edificada en una parcela aislada y sin nada que le pueda hacer sombra, etc.
La Unión europea se ha fijado pues como objetivo llegar a Kioto, con gran parte de los deberes hechos, los países nórdicos, seguro, pasarán las pruebas con buena nota. La parte sur del continente deberá de subvencionar, algunas de las mejoras para que la gente decida incorporar gran parte de las medidas en poco espacio de tiempo. Actualmente son pocas las viviendas del parque urbanístico que obtienen las notas más altas. La incorporación de éstos nuevos y ecológicos elementos es muy caro y no todas las familias pueden hacer frente a su adquisición. Cada vez más, la mayoría de ellos se realizan con un sentido ecológico más reconocible y también la sociedad es más consciente del daño que nos conllevará en el futuro el uso inadecuado de aparatos de elevado consumo energético.

Debemos ser conscientes de que una finca de poco más de diez años, no puede obtener un calificativo medio alto, la evolución y los códigos técnicos, así lo demuestran, incluyendo cada vez más, elementos que puntúan muy alto pero basados en su óptimo rendimiento, su disminuido consumo y su superlativa eficiencia en general.